A medida que los niños pequeños comienzan a ser concientes de su propia identidad, desarrollan gustos y rechazos sobre lo que quieren comer, cómo y dónde. Las manías por las comidas, rehusarse a comer ciertos alimentos o a sentarse a la mesa y otros comportamientos similares son normales.
Si pensamos con sentido común, recordaremos que un niño saludable no pasará hambre. No hay un solo alimento que sea vital. Entonces, si nuestro hijo se niega a comer ciertos alimentos, busquemos otros que le aporten los mismos nutrientes. Muchos pequeños prefieren comer poco y seguido en lugar de limitarse a tres comidas diarias. En ocasiones se hace necesaria una breve adaptación familiar, hasta que poco a poco se vaya modelando la costumbre del bebé a la de los demás habitantes del hogar.
Los niños pequeños atraviesan con frecuencia distintas fases de comportamiento respecto a la comida. Puede que se rehúsen a comer alimentos que antes les gustaban, negarse a probar algo nuevo o limitarse a comer ciertos alimentos. He aquí algunas de las causas:
La ambientación a la hora de comer
A los niños mas grandecitos puede no gustarles estar «relegados» a la silla alta, y muchos prefieren una silla común, como el resto de la familia.
Los niños más pequeños suelen distraerse con lo que ocurre a su alrededor a la hora de comer, como la televisión, otros niños de la familia o un juego o juguete con el que desean jugar. Para evitar estas distracciones, no coman con la televisión encendida, y traten de quitar de la vista todos los juguetes antes de comer.
También puede suceder que los bebés se sientan frustrados por su incapacidad para manejar ciertos alimentos, o si los padres insisten en dárselos ella cuando ellos quieren comer por su cuenta.
Todos estos casos pueden resolverse con leves adaptaciones que facilitarán las condiciones para que el bebé coma tranquilo. Busque soluciones en lugar de batallar con el pequeño.
Factores de las manías
Todavía no se sabe qué es lo que determina los gustos por los alimentos y por qué nos gustan ciertas comidas y rechazamos otras. De todos modos, son varios los motivos comunes que despiertan estos gustos o rechazos en los niños:
– Sabor: Tanto la leche materna como la de fórmula son dulces y, cuando comienzan a incursionar en el mundo de los demás alimentos, los pequeños naturalmente tienden a preferir los sabores suaves y dulzones a los mas ácidos o amargos. Muchas veces esto implica que acepten de manera natural alimentos dulces como zanahorias, calabaza y batatas en lugar de papas, repollo, brócoli o coliflor. Esto puede llegar a resolverse combinando sabores más dulces con otros más fuertes e ir reduciendo gradualmente la proporción de dulces respecto de los fuertes. Los bebés amamantados son más propensos a aceptar una mayor variedad de sabores porque el sabor y el olor de los alimentos se transmiten a la leche materna.
– Olor: La lengua es capaz de detectar sólo cuatro sabores básicos: dulce, ácido, salado y amargo, y lo que denominamos sabor de las comidas en realidad está determinado por su olor. Cualquier cosa que afecte la capacidad olfativa, como un resfrío, también afectará el sentido del gusto; por eso los niños pequeños resfriados pueden rechazar todo tipo de alimentos. Tampoco les gustan los alimentos con olor muy fuerte, como el ajo o las cebollas.
– Textura: A los niños pequeños y a los mas grandes suelen no gustarles ciertas texturas como la carne fibrosa y difícil de masticar, las comidas resbaladizas o grasosas y los vegetales gomosos o con filamentos. También pueden rechazar todo lo que no esté reducido a puré o pisado si todavía no desarrollan la habilidad de deshacer los grumos, en cuyo caso habrá que darles alimentos cremosos y suaves como yogur y sopas.
Problemas comunes
«Se rehúsa a comer vegetales»: Es muy común que los pequeños se nieguen a comer vegetales, especialmente los de hojas verdes. Recuerde que, como ya dijimos, no hay un solo alimento esencial, así que si su hijo rechaza la espinaca, por ejemplo, intente darle otro vegetal. Como alternativa, elimine del menú el vegetal rechazado por un par de semanas y vuelva a intentarlo. A veces, una preparación diferente los hace más sabrosos. Un montoncito de espinaca cortada bien finita, mezclada con zanahorias y manzana rallada es mas tentador que un vegetal cocido y molido sin mas. Pruebe con zapallitos en cintas o choclos en miniatura. Prepare panqueques con vegetales en una salsa liviana o sirva los vegetales con fideos y salsa de queso. La creatividad y el sabor pueden modificar muchos rechazos. Pero si aun así su hijo rechaza todos los vegetales – cosa muy poco frecuente – sustitúyalos por abundantes frutas y consulte al médico por la necesidad de algún suplemento vitamínico.
«Se rehúsa a comer carne»: Los niños pequeños suelen negarse a comer carne roja difícil de masticar, y algunos pocos rechazan todo tipo de carnes. Intente en principio molerla tanto cuanto sea posible, agregando pequeñas cantidades a otros alimentos que él prefiera. Pero si aun así se niega, usted puede darle a su hijo las proteínas necesarias mediante otros alimentos como queso, legumbres y productos con soja. No tiene sentido forzar a un niño a comer carne, lo mas probable es que si él ve que se sigue sirviendo en la mesa familiar, probablemente mas adelante quiera probarla. Mientras tanto, lo mismo que antes: creatividad y paciencia.
«No toma leche»: El consumo de leche es una buena forma de que el niño obtenga suficiente cantidad de proteínas y calcio, pero no en absoluto la única vía. Agregue leche a salsas y comidas como puré de papas, panqueques y postres. Fomente el consumo de cereales en el desayuno, prepare licuados y helados con leche, déle yogur y con las distintas formas de lácteos posibles podrá cubrir sus necesidades nutricionales.
Secretos para tentar a un niño «difícil»
– Dedíquese a la presentación. Asegúrese de que el lugar donde esté su hijo luzca limpio y atractivo.
– Coloque manteles, platos y vasos de colores fuertes, y recuerde la creatividad en la presentación.
– Sirva porciones pequeñas. A un niño sin apetito, mucha comida puede resultarle intolerable, y la rechazará de antemano.
– Asegúrese de que su hijo coma al menos uno de sus alimentos preferidos en cada comida.
– Hágalo participar en la preparación de la comida, ya sea mirando o ayudando si es algo mas grande. Dele algo para elegir, puede pedirle que decida lo que van a comer todos.
– Déle nuevas comidas sin hacer comentarios. Si su hijo es difícil, tal vez le convenga esconder las nuevas comidas en alguna ya conocida; por ejemplo, zanahorias o queso mezclados con puré de papas.
– Evite darle golosinas en lugar de o como recompensa por comer. Puede resultarle tentador dejar que su hijo coma masitas en lugar de no comer nada, pero de ese modo no establecerá una dieta realmente nutritiva a largo plazo.
– Elija el momento de comer: fíjese que su hijo no esté demasiado cansado o hambriento.
– Recuerde: los niños cambian de gustos. Si a su hijo le gustó algo, trate de ofrecerle nuevamente una porción menor de lo mismo de vez en cuando.
Cuidado:
Con poca frecuencia las manías en la alimentación afectan el crecimiento y el desarrollo. Si su hijo no crece en altura, está sumamente por debajo de su peso o está bajando de peso, o tiene otros problemas como indiferencia o pérdida de interés por juegos o pasatiempos, consulte a su médico, que puede derivarlo a un nutricionista y/o buscar el origen de algún otro problema de salud.
Fuente: buenvivir.org

