Llevo tiempo dándole vueltas a los dormitorios de mis hijos y haré muchos cambios. En ambos casos en un desafío, pero me encuentro muchas trabas con la de la mayor, que hará 15 años en enero.
He pensado que quizás, haciéndole un dormitorio de diseño, con esos detalles se sentiría más a gusto, porque ya no es una niña.
Como se pasa el día estudiando me he dado cuenta de que lo principal es buscar buena iluminación, y había pensado en las marcas Artemide y Flos, que tienen productos increíbles, modernos y versátiles. Como hija de arquitecta sé que la luz es uno de los elementos más importantes en la decoración de un ambiente.
Como los muebles ya los tiene, estoy un poco limitada, pero sé que alucinará con una verdadera silla Louis Ghost de Kartell, la icónica silla transparente.
Cuando era pequeña quise ponerle todos los muebles de Flexa porque son versátiles y van creciendo con el niño, me parecía la mejor opción pero por una cuestión de configuración del dormitorio no pudimos y tuvimos que hacerlos con otra firma y a medida. Hubiera sido genial porque la cama alta la hubiera bajado o le podría haber puesto un «chill out» bajo la cama con un gran cojín en el suelo y unos cajones para sus cosas.
Los textiles, en monocromo, blanco y negro son una opción indiscutible para esta etapa de la vida con tantos altibajos y cambios vitales.
Las paredes se convierten en medios de expresión para los adolescentes y creo que el moodboard es un imprescindible. Un lugar para colgar sus fotos, sus planes, sus recuerdos…
Un elemento importantísimo en cualquier ambiente son los colgadores, para sus abrigos y accesorios, que si son originales y de diseño mucho mejor.
Y por último, la alfombra. Tiene que ser fácil de limpiar y no muy grande, lo justo para que les dé un toque cálido sin molestar.
Me pondré manos a la obra y ya os contaré que le parece a mi pequeña gran mujer.