En torno al tema del amamantamiento, existen varios “mitos”. La mayoría de ellos tienen su origen en el desconocimiento, en la desinformación, pero lo cierto es que circulan entre nosotros y muchas veces ocasionan problemas en una lactancia que podría haber sido exitosa.
Veamos algunos de ellos:
Si la madre no pudo amamantar, la hija tampoco podrá. Mucha gente cree que poder o no poder amamantar es algo de familia. Algo de cierto hay: lo que va heredando esa familia es la desinformación, el temor y el desaliento ante el primer inconveniente, que es tomado como la confirmación de la teoría de que no se podrá amamantar. Fuera de esto, no hay ninguna razón para que una madre no pueda amamantar.
Los pechos se deforman con la lactancia: Los pechos se deforman con el embarazo, pues en este período aumentan considerablemente de tamaño y se llenan de líquido preparándose para amamantar. Si durante estos meses no se utilizan corpiños adecuados que sostengan este peso extra, es probable que tiendan a caerse un poco, o a quedar menos turgentes por el estiramiento de los tejidos. La lactancia es posterior a esto y no se ha demostrado que acreciente el problema.
Si se toma mucha leche, se produce más leche. Al amamantar, las mujeres normalmente tienen más sed, y el líquido puede ingerirse en forma de caldos, tés, jugos, agua, y también leche. Si pensamos en las vacas lecheras, que producen litros y litros de leche, veremos que ninguna toma leche. Además, los lácteos suelen traer problemas a muchas personas por ser alergénicos, y favorecer a los resfríos y las mucosidades en general. Indicar una cantidad de litros al día para beber, es agregarle un nuevo tema de preocupación a la mamá. Con hacer caso a la sed, y tener a mano un vaso a la hora de amamantar, es suficiente.
La cesárea hace más difícil la lactancia. No hay ninguna razón en la cesárea propiamente dicha que interfiera con el normal desarrollo de la lactancia. Lo que puede ocurrir es que el hecho de que la madre haya sido sometida a una operación, puede retardar la primera puesta del bebé al pecho, que no siempre puede hacerse en el quirófano. Además, algunos de los medicamentos que se le suministran a la madre en el pos operatorio, contienen inhibidores de la lactancia. Otro factor que puede intervenir es que la mamá puede estar un poco dolorida y no encuentra una posición adecuada para amamantar, y esto provoca una succión ineficiente que produce menor estimulación, y por lo tanto, menor producción.
El bebé amamantado es más dependiente. Si nos referimos a un bebé en sus primeros meses, es posible que parezca más dependiente de su madre, ya que sólo ella puede darle su alimento. Los bebés SON dependientes. No hay estudios que demuestren a largo plazo , que un bebé amamantado desarrolla una dependencia patológica en la vida adulta.
Con pechos chiquitos se produce menos leche: La producción de leche está en relación con la cantidad de estimulación que reciba la madre. Cada pecho tiene unos quince sistemas de conductos que desembocan en el pezón, y que en su nacimiento tienen unos sacos llamados “alvéolos” donde se produce la leche. Lo que varía entre una y otra mujer es el tejido graso que rodea todo este sistema y que es el que le da volumen a la mama. Este tejido no interviene para nada en la producción de leche, aunque ciertamente, un pecho mayor, tendrá más capacidad de almacenamiento.
Los bebés más gordos necesitan complemento. Un bebé de gran peso, se gestó dentro de una mamá cuyo cuerpo recibió a través del embarazo la información del tamaño y peso del bebé, por lo tanto está hormonalmente preparada para producir toda la cantidad de leche que su hijo necesita. Además, un bebé más grande probablemente tendrá más fuerza para succionar, estimulando de esta manera a su mamá para lograr una mayor producción de leche.
Hay leches aguadas y mamás que no tienen leche. Con respecto a las leches aguadas, esta creencia surge porque la leche que generalmente la mamá observa es la leche del principio de la mamada, o del final de la misma. Si interrumpe la mamada por la mitad, observará que es blanca y consistente. A veces en los meses de calor la leche es un poco más aguada, ya que el bebé tiene mayor requerimiento de líquidos. La leche de mamá SIEMPRE ES BUENA. En cuanto a las mamás que no tienen leche, son contados los casos en los que esto ocurre, y están relacionados con problemas específicos de salud de la madre. Ya hemos visto que hasta las madres adoptivas pueden amamantar. Con más razón puede hacerlo una mujer que ha pasado por un embarazo y un parto.
